Artículos
"A la vuelta de mi casa había un transa”: de la implicación de adolescentes varones con el narcotráfico hacia el mapeo del crimen organizado en el Gran Buenos Aires, Argentina
Resumen: En este trabajo presento una propuesta metodológica para el mapeo del narcotráfico en el Gran Buenos Aires, Argentina. Es una aproximación, no definitiva y “de abajo para arriba”. Es decir, sale del eslabón más “bajo” del narcotráfico para conocer las estructuras superiores. Utilizo 13 entrevistas en profundidad con jóvenes y adolescentes residentes del Gran Buenos Aires y que en noviembre de 2017 estaban bajo tratamiento por consumo de drogas en una comunidad terapéutica de Lomas de Zamora. La metodología utilizada sistematiza en una red semántica y en un mapa síntesis los relatos de interacción con el narcotráfico, reconstruyendo así algunas formas de espacialización, algunas relaciones de poder de su jerarquía interna y algunos de sus actores. Por fin, el esfuerzo desagua en una metodología capaz de iluminar el accionar espacial de otras actividades del crimen organizado como el tráfico de armas y la trata de personas.
Palabras clave: Narcotráfico, Mapeo, Adolescentes, Red semántica, Espacialización.
"Around the corner, there was a drug dealer": from the involvement of male adolescents in drug trafficking towards a methodological proposal for the mapping of organized crime in Greater Buenos Aires, Argentina
Abstract: In this article, I present a methodological proposal for the mapping of drug trafficking in Greater Buenos Aires, Argentina. It is a non-definitive, bottom-up approximation. In other words, it rises from the 'lowest' rung of drug trafficking to gain knowledge about the higher structures. I use 13 in-depth interviews with young people and adolescents residing in Greater Buenos Aires who in November 2017 were undergoing treatment for problematic drug use in a therapeutic community in Lomas de Zamora. The methodology used systematizes the stories of interaction with drug trafficking in a semantic network and a synthesis map, thus reconstructing some forms of spatialization, some power relations in its internal hierarchy, and some of its actors. Finally, the effort culminates in a methodology which can illuminate the spatial action of other organized crime activities such as arms trafficking and human trafficking.
Keywords: Drug trafficking, Mapping, Adolescents, Semantic network, Spatialization.
Introducción
Al pensar el narcotráfico es necesario observar que estamos hablando de un mercado que tuvo un valor de 426 mil millones de dólares a 652 mil millones en 2014, posicionándose como una de las actividades ilícitas más lucrativas del crimen organizado en el mundo (GFI, 2017), y en plena expansión, como ha reconocido la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en 2019. A partir de la información ofrecida por los propios países, la UNODC (2019) señala que las incautaciones de cocaína alcanzaron la cifra récord de 1.275 toneladas en 2017, un 13 % de aumento con relación al año anterior (UNODC, 2019). Aún según la oficina, aproximadamente el 88 % del total de estas incautaciones ocurrieron en el continente americano, con el 59 % en América del Sur, el 19 % en América del Norte y el 10 % en América Central.
La politóloga argentina Carolina Sampó (2017) sostiene que la expansión del narcotráfico en la Argentina parece estar relacionada con algunas precondiciones facilitadoras: 1) la ubicación territorial de proximidad con los países que producen cocaína y marihuana, juntamente con los vínculos socioculturales y los flujos migratorios establecidos históricamente con Bolivia, Perú y Paraguay; 2) la porosidad de las fronteras, su complejidad física y la falta de control de los flujos de personas y mercancías; 3) la debilidad y complicidad del Estado frente a organizaciones criminales; y 4) la corrupción.
El investigador argentino Marcelo Sain (2017) es enfático al destacar que el narcotráfico está subordinado al propio Estado argentino, inclusive, señalando que en ciertos espacios este construye su gobernabilidad de forma ilegal, mediante acuerdos o imposiciones a actores legales e ilegales. El autor denuncia que la estabilidad, la clandestinidad y los medios para la consolidación del narcotráfico en un territorio específico, son dados por la policía que se configura como la principal condición de desarrollo y expansión del narcotráfico en la Argentina (Sain, 2015).
Pese el avance y su carácter geográfico, el saber geográfico ha contribuido poco o nada al debate, ya que de 1038 artículos científicos publicados en 16 revistas científicas de Geografía en la Argentina, durante el período de 2008 hasta 2018 (Rocha, 2019), ninguno presenta en el título, resumen o palabra-clave el término narcotráfico.
Para Sain (2017), una estrategia de control del narcotráfico en el país debería comenzar por diagnosticar de forma detallada la situación del problema, en lo que se refiere a la estructura del mercado interno de consumo, los actores que lo controlan, sus redes y las conexiones con el tráfico internacional. Y es exactamente en este punto que se ubica el presente artículo, cuyo objetivo es presentar una metodología que tiene la potencia de reconstruir la espacialización del narcotráfico en el Gran Buenos Aires, las relaciones de poder implicadas en su jerarquía interna y algunos de sus actores.
La decisión de hacer dicha reconstrucción a partir del nivel del consumo está vinculada con la argumentación propuesta por Souto Zabaleta, Delfino y Sarti (2019), que señalan las limitaciones del potencial analítico aportado por la utilización aislada de indicadores como el número de incautaciones de estupefacientes, detenciones y encarcelamientos, para de alguna forma “medir” el narcotráfico en determinado territorio. Estas autoras advierten que su “buena” utilización no puede estar desvinculada de informaciones sobre el mercado de consumo, las personas que consumen y la comercialización.
Para alcanzar el objetivo propuesto el texto fue ordenado en dos partes. En la primera parte, a partir de datos secundarios, se presenta un panorama general sobre el narcotráfico en la Argentina y se evidencia cómo las intersecciones entre género, clase y raza son centrales para su comprensión. Ya en la segunda parte, desde una triangulación metodológica entre el análisis del contenido discursivo (Bardin, 1977) de 13 entrevistas en profundidad, la definición de categorías discursivas y la sistematización de estas a partir de un referente espacial (Gomes, 1993), fue posible encontrar algunas de las formas de territorialización del narcotráfico en el Gran Buenos Aires (GBA) y sus conexiones regionales.
El universo discursivo utilizado en la investigación está compuesto por 13 entrevistas en profundidad,1 que después de transcriptas totalizaran cerca de 100 mil palabras dispuestas en 199 páginas de texto, que fueron sistematizadas en 28 categorías discursivas. En esta ocasión utilizo apenas la categoría discursiva del narcotráfico, pero si consideramos el consumo de drogas de forma vinculada, estas dos categorías discursivas representan el 35 % de la narrativa del grupo entrevistado.2
La reconstrucción hecha es una aproximación con algunas escalas de la actuación del narcotráfico en el GBA y algunas de sus conexiones con rutas internacionales. La ampliación del número de personas entrevistadas y el diseño de un cuestionario dirigido específicamente al narcotráfico, podría extender también el alcance geográfico de la metodología.
Reconstruyendo la espacialización del narcotráfico en el Gran Buenos Aires a partir de las vivencias de los adolescentes varones en tratamiento por policonsumo de drogas
Tal cual la geógrafa británica Dorren Massey (2012) nos incentivó a pensar sobre el sentido global de los lugares, su carácter procesal, no estático y de cómo cada lugar es un encuentro específico de relaciones sociales más amplias con las más locales, la experiencia vivida por el grupo entrevistado muestra cómo el consumo y la venta de drogas por menudeo están conectados con el cuerpo, con las calles y con escalas espaciales más amplias, que desnudan la propia estructura de funcionamiento del narcotráfico (ya que opera en barrios, ciudades y países distintos).
Las experiencias vividas por los sujetos junto al narcotráfico son imposibles de ser aprehendidas en su totalidad, ya que estamos hablando de años de interacción desarrollada con diferentes agentes y en niveles distintos del narcotráfico. Pero lo que trato de reconstruir se basa en aquellas experiencias que me fueron relatadas en las entrevistas y que a partir de una sistematización están ahora plasmadas en una red semántica que demuestra distintas territorialidades y agentes del narcotráfico.
Lozares, Verd y Muntanyola (2017) señalan que una red semántica está compuesta por pares de conceptos (o nodos) vinculados a partir de un tipo de relación (aquí significan una jerarquía, o un “es parte de”). En una red semántica están plasmados significados y/o contenidos que son externalizados a partir de palabras que representan y expresan los significados internos de cada concepto. La distribución, a su vez, tiene la potencia de expresar contextos, acontecimientos, situaciones y estados anímicos, ya que una red semántica es siempre situacional. Ahora bien, ¿por qué no podríamos pensarlas para expresar la vivencia espacial? Esta posibilidad emerge en la medida en que, como bien plantean Lozares, Verd y Muntanyola (2017), “los vínculos que se establecen entre conceptos a partir de la realidad observada o explicitada por los agentes son la base para generar redes y para su tratamiento analítico.”
El armado de la red semántica del narcotráfico que se presenta a continuación cruza las categorías y subcategorías discursivas originadas del proceso de análisis del contenido de las entrevistas (Bardin, 1977) con las espacialidades (Gomes, 1993) vinculadas con cada una. Este cruce posibilitó reconstruir de una forma objetiva las prácticas y vivencias (espaciales) del grupo social analizado, en este caso las formas por las cuales los sujetos se relacionaron con el narcotráfico. Estas vivencias no implican solamente la venta, compra y el consumo de drogas, pero sí un profundo conocimiento sobre las dinámicas territoriales del narcotráfico, como demuestra el grafo de la Figura 1.
La construcción de la red semántica del narcotráfico resultó en una aproximación con las múltiples escalas espaciales por las cuales el narcotráfico ejerce sus prácticas territoriales, ya que las categorías discursivas aglutinan enunciados que dan sentido a prácticas y vivencias de un grupo social y están ancladas en un recorte espacial multiescalar. Al decir anclado no me refiero a una base territorial estable y cartesiana que sirve de soporte para el discurso, hablo del sentido de enlace entre la categoría discursiva y un recorte espacial-escalar indisoluble, ya que no hay discurso que no sea espacial, pues siempre se habla desde un lugar.
El grafo de la Figura 1 presenta las principales comunidades discursivas vinculadas con el narcotráfico en el discurso de los adolescentes varones implicados con esta actividad ilícita en el Gran Buenos Aires. La magnitud de los nodos que las componen es dada a partir de la frecuencia de repetición de las palabras en la narrativa del grupo social. Se puede entender el narcotráfico a partir de 5 dimensiones espaciales o espacialidades de acción: 1) la presencia de “transas minoristas” o “puntos de venta de drogas” cerca de la vivienda de los sujetos; 2) los puntos de origen directa de las drogas consumidas; 3) la cooptación de los adolescentes por parte de “transas mayoristas” a cambio de dinero o drogas; 4) la presencia de la figura del “prestamista” como poder político local y liderazgo del narcotráfico; y 5) la cómplice actuación de la policía con el narcotráfico.
La principal comunidad es la que apunta la presencia de “transas minoristas” cerca de sus viviendas, que están caracterizados por ser "puntos de venta” de drogas casi siempre “a la vuelta de casa”. De hecho, 85 % (44 palabras-fuerza) de los puntos de venta están ubicados en el barrio de residencia de los sujetos entrevistados, 11 % (6) de ellos están en villas del conurbano bonaerense, en un caso estaba ubicado en el barrio porteño de Constitución (2 %) y en otro se refería al propio espacio de venta de drogas, nominados como transa (2 %). Los siguientes fragmentos textuales de las entrevistas demuestran cómo el narcotráfico forma parte de la vivencia cotidiana del grupo.
(…) Si me juntaba con mis amigos o me iba yo al ‘transa’, juntaba plata yo, iba trabajar al predio de la basura, juntaba plata, vendía metal, cobre, me iba solito ‘pa’ comprar a tres cuadras de mi casa, “me da una”, le dije, “me da una”, y le daba los cien pesos, los cincuenta y me daba una bolsa (Entrevista a Guacho, noviembre de 2017).
(…) Con los transa… porque, mirá, yo iba acá, acá está la esquina, a la mitad de cuadra está la esquina, viste y acá están los transa, ahí hay una casa en la que paran todos los transas y acá en la esquina ahí se ponen a vender, hay un paredón y se ponen a vender ahí. Después, de mi casa acá, derecho, a la vuelta, ahí viven los transas, viven los dos transas (…) Yo paraba con un transa. [¿Y en dónde estaba él?] A la vuelta de mí casa, al lado, a la vueltita, yo vivía acá y acá en la esquina, eso es una cuadra no, la mitad de la cuadra, a la esquina, a la vuelta, yo paraba ahí, viste y a mí siempre me daban droga (Entrevista a Topo, noviembre de 2017).
(…) Sí, cerca de mi casa, sí, había uno atrás de mi casa, hubo también uno ahí nomás tres cuadras de mi casa, había también distintos ‘transas’, estaba el transa que vendía marihuana, otro que vendía ‘pastillas’ y otro que vendía ‘cocaína’ (Entrevista a Dipi, noviembre de 2017).
Cuando se analiza la segunda subcategoría discursiva (o comunidad) más frecuente en la reconstrucción del narcotráfico a partir de las entrevistas con el grupo social surgen elementos relacionados con el origen de las drogas consumidas. Respondiendo a la pregunta “¿Vos sabías de dónde venía la droga hasta tu barrio?”, los sujetos proporcionaron diferentes respuestas que evidencian una estructura más amplía del narcotráfico, que extrapolaba los espacios vividos por ellos, como expresado en los siguientes relatos.
(…) las ‘transas’ iban a comprar a la “1-11-14”, en Barracas, en la “21”. Y yo sé quién iba buscar la droga y todo. (…) Él se iba hasta la villa en tren y volvía en coche y ya se venía con un par de kilos y le repartía entre los transas de la zona. [¿Llegó a participar de eso?] Sí. Para comprarme droga para mí (Entrevista a Chavo, noviembre de 2017).
Más que nada viene, que yo sepa, de Paraguay (…) [¿Hay algún lugar a dónde llega la droga?] Zavaleta, Barracas, que es la segunda ‘villa’ la más grande de todas, bah, la que más debe circular la droga, que yo sé sepa, es la ‘Villa 31’ y en el ‘Bajo flores’, la ‘1-11-14’ y la ‘Zavaleta’. Los paraguayos son los que más venden droga acá, los que venden en las ‘villas’, los peruanos venden cocaína y los que venden marihuana acá son los paraguayos (Entrevista a Polaco, noviembre de 2017).
Viste que le traían cocaína y todo esto, un motón. [¿En tú barrio u otro?] Claro, en otro barrio que se llama [barrio del partido de Esteban Echeverría], son departamentos como los de acá, así, y viven en esto. Martín se llama, que siempre nos prestaba el auto y andábamos en auto y consumíamos (Entrevista a Maicot, noviembre de 2017).
Por ahí nos han entregado un ‘trabajo’ de que un ‘transa’ tenía… había llegado, tenía un montón de droga, que habían traído, en cima ni de acá de Argentina, habían traído de otro país, tenían un montón de droga (Entrevista a Dipi, noviembre de 2017).
(…) creo que llega de Perú en un avión, me dijeron hasta ahí nomás mis amigos, viste, cuándo yo me fui comprar con el ‘chavón’, con mis amigos, me dijeron que la traían en avioneta acá. La pasaban por la aduana, no sé, por un montón de lados viste, que traían la droga (Entrevista a Charlo, noviembre de 2017).
Sí, a veces sí. Pasa que una vez estaba hablando con un transa en la 1-11-14, viste la que está en Barracas, estábamos hablando así y por allá me dice: “no la trae un pelado, se viene ahí de Paraguay a traer droga”. [¿De Paraguay directo para la villa?] Directamente acá la trae, anda en una camioneta Hilux. Una vez fui y lo vi al ‘pelado’, yo pensé que me estaba mintiendo, voy así, miro así en el medio de la, porque vos entrás y es todo pasillo, justo en el medio de la villa hay una plaza, de este lado había un pasillo que entraba y en el medio de la plaza estaba el ‘pelado’ ese que había bajado un paquete así de droga (Entrevista a Nico, noviembre de 2017).
Los sujetos denuncian la existencia de tres niveles de flujos de drogas que implican agentes y escalas espaciales distintas que están plasmadas en la Figura N.º 2. En el primer nivel están los barrios de residencia de los sujetos entrevistados, en los cuales ocurre la venta por menudeo, ya en el segundo nivel, están los lugares nombrados como de origen de las drogas consumidas en los barrios de Villa 1-11-14 (Bajo flores), Villa 21-24 – NHT Zavaleta (Barracas) y Villa 31 (Retiro), todos de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Por fin, como ha quedado demostrado en los fragmentos textuales, hay un tercer nivel, que es cuando estos puntos de CABA reciben estupefacientes, sobre todo marihuana y cocaína, de países como Paraguay y Perú, respectivamente.
La Figura 2 es un esfuerzo de síntesis construido a partir de la narrativa del grupo social, cuyo objetivo es demostrar que las prácticas territoriales desarrolladas por el narcotráfico ocurren en diversas escalas espaciales conectando diversos territorios. Pero también demuestra el carácter activo de estos sujetos (tradicionalmente estigmatizados y objetos de la necropolítica, como evidenciado en Rocha y Lan, 2021) en conocer las dinámicas del narcotráfico en el país y en la región. En cada punto simbolizado por transa minorista en la Figura N.º 1 está un barrio de vivienda de alguno de los sujetos entrevistados, en el cual había la venta de drogas y los sujetos tenían conocimiento acerca del origen de ellas.
Son barrios que forman parte del dominio territorial de un transa (mayorista) y, por ende, de un prestamista. Esta idea dialoga con lo propuesto por el geógrafo brasileño Marcelo Lopes de Souza (1994), en que la base territorial de actuación del “prestamista” (o “jefe” para el caso de Rio de Janeiro) se establece como un territorio descontinuo, siendo que cada zona controlada por sus “gerentes” se establecen como territorios continuos (Souza, 1994), que es justamente en donde se encuentran los puntos de ventas. Las villas nombradas fueron relacionadas con la llegada de drogas de las rutas internacionales del narcotráfico, lo que construye otra territorialización que está más vinculada con la nacionalidad de los grupos que controlan los flujos/rutas de comercialización de determinada droga, ya que como señaló Polaco, “los peruanos venden cocaína y los que venden marihuana acá son los paraguayos”.
Esta percepción dialoga con lo expresado por Sampó (2017), sobre la distribución geográfica de la actuación de grupos transnacionales vinculados al narcotráfico en Argentina. La autora indica que la actuación de grupos transnacionales vinculados al narcotráfico está organizada geográficamente de la siguiente manera en el país: a) en el este (Rosario, San Lorenzo y Ramallo), operan los colombianos; b) en el norte de Buenos Aires, los mexicanos, que comandan las rutas de exportación de cocaína hacia Europa; c) en Liniers, los bolivianos controlan el transporte de los cargamentos de drogas que entran en Argentina por el norte, desde Salta; d) los peruanos mueven cocaína desde Jujuy hasta Buenos Aires, operando desde barrios de emergencia o villas, como la 1-11-14 en el Bajo Flores; e) grupos de dominicanos que operan en la venta por menudeo en el barrio de Constitución, en CABA, valiéndose de la explotación sexual como forma de transporte de drogas; f) los argentinos actúan en la mediación de las negociaciones, sobre todo, de grupos peruanos que operan desde villas, como la 1-11-14 en el Bajo Flores, comercializando cocaína. Lo nuevo, en relación a lo identificado por la autora, es la participación de grupos paraguayos en la comercialización de marihuana en el GBA.
El conocimiento acerca de la estructura interna del narcotráfico y su logística de funcionamiento se expresa como una especie de “saber” adquirido y conquistado en la vivencia cotidiana de los sujetos. Esto ocurre en la medida en que ellos empiezan a participar del entramado de la organización del narcotráfico, más allá de la venta por menudeo (que es cuando directamente venden drogas – comunidad discursiva destacada en violeta en el Grafo 1). La posibilidad de comprar drogas de un determinado transa, sucede luego de un rito de presentación por medio de un sujeto que ya es cliente y que legitima a la nueva persona como alguien confiable. Esta especie de iniciación o rito configura la tercera subcategoría discursiva relacionada con el narcotráfico, y se detectaron a través de las respuestas en las entrevistas:
(…) La primera vez me invitaron, después cuando ya tenía plata y eso me hicieron conocer al transa en dónde se vendía y eso y, nada, por ahí la primera vez tenía que ir con algún conocido porque el transa no te conocía y después ya iba solo (Entrevista a Dipi, noviembre de 2017).
(…) Primero te llevaba alguien que conocía el lugar donde vendían, después vos ibas sólo, ¿entendés? (…) En la ‘villa’, allá en ‘Zavaleta’, bajaba del pasillo para ir hasta el lugar dónde vendían, en realidad ya conocía yo, era dónde me habían mostrado (Entrevista a Polaco, noviembre de 2017).
(…) Para comprar droga, como conocía al transa no se me hacía difícil, no se me hacía difícil porque yo ya tenía la ‘nota’, conocía el transa, no se me hacía muy difícil (Entrevista a Pela, noviembre de 2017).
(…) Había un pibe que tenía todo el… como le dicen en la calle, toda la ‘nota’, todo el manejo con los ‘transas’ para traer bastante droga para acá (Entrevista a Chavo, noviembre de 2017).
Tener la nota es tener la confianza del transa, es ser conocido, compone precisamente este saber sobre cómo funcionan las relaciones de poder en las espacialidades de consumo y de venta de drogas, pero también de los niveles eslabones superiores.
Las dos últimas subcategorías discursivas o comunidades ligadas al narcotráfico hacen referencia a la participación en la venta de drogas y en el vínculo indisociable de esta actividad y el tráfico de armas. En los dos casos los transas disponen de los adolescentes para delinquir a cambio de drogas. En el primer caso, los sujetos cambian el trabajo de vender drogas por dinero o directamente por drogas, y en el segundo compran armas o las reciben a cambio de servicios prestados. Esta conexión entre el narcotráfico y el tráfico de armas queda expresada así:
(…) El transa conseguía del lado en que se iba a la ‘Villa 31’ y se compraba todos los ‘fierros’ allá, también conocía al otro narco que andaba con él, era un colombiano que también conseguía de todo, se iba y conseguía de todo (Entrevista a Pela, noviembre de 2017).
(…) yo le dije al transa que me consiga una ‘9mm’ y me la consiguió, tenía una nueve, después (…) el ‘mágnum 44’ de cinco tiros, más o menos [¿Dónde conseguiste eso, con el transa también?] También, todo con el transa (Entrevista a Pela, noviembre de 2017).
El uso y la tenencia de las armas de fuego están directamente relacionados con la búsqueda de poder y respeto, en el marco de la construcción y afirmación de una masculinidad hegemónica ubicada en el grupo de pertenencia de los sujetos. Pero también surge de forma más directa en las espacialidades del delito, ya que de alguna forma facilita el hecho de los intentos de robos.
A partir del análisis de contenido de entrevistas y la sistematización de las categorías discursivas por espacialidades discursivas, fue posible reconstruir las formas por las cuales los sujetos se relacionaron con el narcotráfico y, automáticamente, parte de la espacialización del narcotráfico en el GBA. Lo que presento acá es una primera aproximación con las múltiples escalas espaciales por las cuales el narcotráfico ejerce sus prácticas territoriales y el potencial de la metodología utilizada.
Conclusiones
Este trabajo solamente fue posible gracias a la participación de 17 adolescentes que aceptaron formar parte de la investigación y contar un poco sobre su relación con el narcotráfico. Con dicha experiencia vivida fue posible reconstruir la espacialización del narcotráfico en el GBA, o por lo menos una aproximación empírica y “desde abajo” hacia este proceso.
Entendiendo que el narcotráfico hace de todo el planeta su sistema espacial de acumulación, pero distribuye por diferentes partes sus circuitos productivos, la Argentina tiene un rol importante en el circuito de producción regional del narcotráfico, como también en su subsistema espacial de acumulación. En la misma medida, el consumo interno en el país deja de ser apenas fruto de un efecto “derrame” para constituirse como un creciente mercado consumidor (o subsistema de venta al por menor) que genera importantes ganancias.
Juntamente con los adolescentes entrevistados fue posible reconstruir parte de cómo se estructura este mercado consumidor, que está ordenado en tres niveles de flujos de drogas que implican agentes y escalas espaciales distintas (Figura N.º1). En el primer nivel está la venta de drogas por menudeo o en puntos de venta controlados por “transas minoristas”, esto a la escala barrial. Los barrios o conjunto de barrios son controlados por “prestamistas”, que ejercen el poder político local. Entre los “transas minoristas” y los “prestamistas” está la figura del “transa mayorista” que, si bien está bajo control de los últimos, abastecen los primeros. En el segundo eslabón aparen aquellos puntos nombrados como de origen de las drogas: Villa 1-11-14 (Bajo flores), Villa 21-24 – NHT Zavaleta (Barracas) y Villa 31 (Retiro). Estos serían nodos centrales para el narcotráfico en el GBA, ya que funcionan como puntos de distribución que abastecen el GBA. Por fin, hay un tercer nivel identificado que está vinculado con rutas de transporte de estupefacientes, sobre todo marihuana y cocaína, provenientes de países como Paraguay y Perú.
Desde otra mirada, a partir de la reconstrucción hecha, es posible entender el narcotráfico en el GBA a partir de 5 dimensiones espaciales: 1) la presencia de “transas minoristas” o “puntos de venta de drogas” cerca del barrio de vivienda de los sujetos; 2) los puntos de origen directa de las drogas consumidas en los barrios; 3) la coerción de los adolescentes por parte de “transas mayoristas” a cambio de dinero o drogas; 4) la presencia de la figura del “prestamista” como poder político local y liderazgo del narcotráfico; y 5) la cómplice actuación de la policía con el narcotráfico.
Otro elemento identificado es la relación entre masculinidad y narcotráfico, ya que la masculinidad surge como un elemento central en la aproximación de los adolescentes con el narcotráfico, sea como agentes en el sistema o como consumidores de drogas.
Por fin, es necesario descubrir más elementos sobre los “prestamistas” y las formas de “lavado” de dinero que utilizan, así como conocer más sobre el funcionamiento de la articulación de este nivel con el eslabón superior (las rutas internacionales) y principalmente quiénes son estos agentes y cómo operan.
Agradecimientos
A la Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior (CAPES) del Ministerio de Educación de Brasil por la beca doctoral recibida, que financió la realización del presente trabajo. A la Comunidad Terapéutica El Palomar y a los adolescentes varones que participaron de la investigación.
Referencias
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Notas
Recepción: 02 Septiembre 2021
Aprobación: 12 Junio 2022
Publicación: 01 Noviembre 2022